Teresa Victoria Fortín Flores. Nació en Tegucigalpa el 18 de noviembre de 1886. Hija del Dr. Miguel Antonio Fortín Franco (Nacido en San Antonio de Oriente el 11/sep/1863 y murió en El Salvador a los 66 años) y de María Pio Flores, quien muere siendo Teresa Victoria una niña.
Hermana de Emilio Fortín Flores, . Gracias a su amistad con el maestro Pablo Zelaya Sierra (acababa de regresar de Europa), empezó por el camino academicista, integrándose a una generación que ya luchaba en el campo del arte, entre quienes se cuentan la poeta Clementina Suárez y la maestra de música Mercedes Agurcia Membreño.
Hermana de Emilio Fortín Flores, . Gracias a su amistad con el maestro Pablo Zelaya Sierra (acababa de regresar de Europa), empezó por el camino academicista, integrándose a una generación que ya luchaba en el campo del arte, entre quienes se cuentan la poeta Clementina Suárez y la maestra de música Mercedes Agurcia Membreño.
Durante el año de 1934, interviene en la fundación, con el maestro Carlos Zúniga Figueroa, de la "Academia Nacional de Dibujo Claroscuro al Natural", en la que participa como maestra. Al mismo tiempo no descuida su carrera artística, por lo que hasta finalizar la década, realiza cinco exposiciones personales y envía muestras a ocho colectivas. En 1942, a solicitud del obispo de Tegucigalpa, Agustin Hombach, forma parte del equipo de Restauración, con el italiano Alejandro del Vecchio, de los evangelistas pintados por Jose Miguel Gómez en las pechinas de la cúpula de la Catedral de Tegucigalpa. Este trabajo le produce una gran inspiración, por lo que durante un buen tiempo se dedica a la pintura religiosa.
La crítica internacional ubicó a Teresa Victoria Fortín como La Naif más representativa de Honduras; Betty La Duke realizó excelentes estudios sobre su pintura, la que trascendió las fronteras patrias. Fortín murió en el seno de su familia y rodeada del cariño. Sin embargo, su memoria permanece en los viejos corredores de la Escuela Nacional de Bellas Artes y su vida y obra son materia obligada de estudio en el pensum académico de esta.
Teresita Fortín es discreta en el empleo de colores, su temperamento artístico es suave, incluso cuando le toca representar el vigor de la naturaleza tropical, es decir, las plantas, las flores y los cielos. Todos sus cuadros reflejan una gran dulzura, lo que demuestra que fueron hechos por un alma tranquila, en la que el amor era el sentimiento predominante.
Por Lic. Hector Ramón Cortés Cáceres, Publicado en la Revista Yuscarán, Ayer y Hoy, Número 2, Enero 2013Fuentes: Antología de las artes plásticas de 1997 y el libro Mujer, Familia y Sociedad de Leticia de Oyuela.
Por Lic. Hector Ramón Cortés Cáceres, Publicado en la Revista Yuscarán, Ayer y Hoy, Número 2, Enero 2013Fuentes: Antología de las artes plásticas de 1997 y el libro Mujer, Familia y Sociedad de Leticia de Oyuela.
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